A partir de los 6 meses se produce un cambio fundamental en el desarrollo psicomotor del bebé. Es una crisis de crecimiento que se define como un cambio significativo en el desarrollo del niño y es siempre tanto físico, como emocional.

Para iniciar el proceso de alimentación complementaria es fundamental evaluar la edad del niño, su desarrollo psicomotor, el interés del bebé por los alimentos, que el bebé logre mantenerse sentado, hacer un uso coordinado de las manos para explorar y manipular objetos y las funciones motoras orales adecuadas para manejar trozos de comida y ser capaz de realizar movimientos masticatorios y de mover la comida en la boca hasta tragarla.

Alrededor de los seis meses, el sistema digestivo del bebé se desarrolla lo suficiente para digerir ciertas grasas y proteínas típicas de una dieta diferente a la de la leche.

Por esto, el “período ventana” para incorporar alimentos nuevos es entre los 6 y los 24 meses.

Es importante mantener la prioridad de la lactancia materna, dándole señales al bebé de que no perderá el pecho por incorporar la comida complementaria.

La alimentación complementaria es un proceso gradual que debe respetar los ritmos del bebé, creando un clima emocional en el que prevalezca la interacción a través de la voz, la mirada y el contacto, y que el bebé tenga un rol activo en su alimentación, tomando la iniciativa y decidiendo cuánto quiere comer. También es importante evitar que coincida el inicio de la alimentación complementaria con otros cambios significativos como una mudanza, un viaje, la vuelta al trabajo, entre otros.

La  reticencia inicial a un alimento, que para el bebé es un sabor o una textura desconocidos, es el reflejo de un proceso de adaptación. Por eso, la incorporación de un alimento debe ser reiterada y no discontinua, no variar los alimentos al principio sino ofrecer uno o dos en poca cantidad y, a medida que lo acepte, aumentar el volumen en forma progresiva.

 

MÉTODOS PARA INCORPORAR ALIMENTOS COMPLEMENTARIOS: todo método es un procedimiento sistemático, y es importante entender la crianza desde la flexibilidad para poder adaptarse a las posibilidades de cada familia. Por eso, es importante tomar las ideas centrales y adoptar un estilo de alimentación saludable y respetuoso con el bebé de acuerdo a las propias necesidades y experiencias.

 

La incorporación de alimentos por etapas

De acuerdo con el método de incorporar alimentos según el calendario, se considera importante empezar a partir del sexto mes de vida la alimentación complementaria en un momento fijo del día, sabiendo que será necesario dedicarle un tiempo especial a eso que es por completo nuevo para el bebé.

Según los meses que tenga el bebé, se hace una introducción progresiva de alimentos. El primer mes es un período de aprendizaje en el que se mantiene la alimentación con leche y por ese motivo se debe comenzar muy de a poco, con una sola comida única semisólida en el día. Al comienzo, el bebé debe estar sentado junto al cuerpo del adulto, frente al plato.

Siempre es conveniente empezar a alimentar unos minutos antes de que el bebé sienta demasiada hambre ya que el manejo de la cuchara requiere más trabajo. Aunque la cuchara forme parte de la alimentación del bebé, es fundamental que él mismo pueda explorar los alimentos con sus manos y que tenga también su propia cuchara, pequeña, plana, de bordes lisos y plástico duro, no de metal. Anticipar con la palabra el momento de alimentación también crea un contexto más confortable porque la mayor dificultad que se le va a presentar al bebé es poder tolerar el tiempo que pasa entre cuchara y cuchara.

El volumen de comida dependerá de la avidez y los deseos del bebé pero de todas formas hay que ir despacio, no apurarse ni apurarlo. En cuanto el bebé dé vuelta la cara o muestre signos de que no quiere más, es importante no insistir y suspender la alimentación para valorar sus señales de hambre y saciedad. Y si directamente se rehúsa a comer, hay que retirar el plato. Es probable que durante el primer mes el bebé sienta deseos de succionar después de la comida.

Los dos meses siguientes, es decir, cuando el bebé tiene siete u ocho meses, se deben incorporar nuevas texturas, colores y sabores en dos comidas diarias una vez que haya aprendido a tragar y a soportar el tiempo entre cuchara y cuchara. Ahora sí podrá sentarse en una sillita de comer y recibir la comida de frente al adulto porque puede mantenerse sentado y participar de la comida. Entre los nueve y doce meses de edad a la leche ya serán tres comidas diarias y se solidificará la alimentación ya que el bebé está en condiciones de manejar los alimentos debido a la maduración de la motricidad. A partir del año se pueden ofrecer las cuatro comidas diarias por esta vía.

El método de alimentación es clave desde el inicio, no así la variación de alimentos.

Frente a alimentos nuevos, el bebé puede mostrar cambios en su expresión que no siempre significan desagrado: puede ser que simplemente le resulten extraños, diferentes, más o menos gustosos.

En general, se recomienda evitar el uso de procesadoras en la preparación de los purés. Es preferible hacerlos con tenedor o dejar pedazos chicos para que el bebé pruebe y se acostumbre a distintas texturas y consistencias.

También es importante no agregar sal a la comida hasta el año ya que tiende al desequilibrio del medio interno del niño y fuerza el funcionamiento de los riñones.

 

Baby Led Weaning

BLW podría traducirse como “destete dirigido por el bebé”. La alimentación autorregulada por el bebé se basa en dejar que él mismo empiece a comer por sus propios medios, confiando en sus capacidades e iniciativas.

Con este método, se le suministra la comida al bebé y se le da espacio para que decida qué quiere comer, cuánto y en qué orden. Así puede elegir y se permite que coma a su ritmo. Esto evita que coma más de lo que necesita y que, si se le ofrecen diferentes alimentos, el bebé coma equilibradamente.

Consiste en ofrecerle al bebé diferentes trozos pequeños de alimentos —no pisados ni en forma de puré— que pueda agarrar con sus manos y animarlo a que experimente, sin presionarlo, aunque aún no sea capaz o no quiera llevarse nada a la boca.

Requiere que los padres lo observen.

A partir de los seis meses, una vez que puede sentarse, el bebé puede compartir la comida con el resto de la familia.

Beneficios del método BLW

  • Los niños conocen el aspecto, el olor, el sabor y la textura de los alimentos con más facilidad que si comieran papillas y purés.
  • Comen con más seguridad: manipular un trozo de comida y metérselo en la boca les ayuda a determinar la facilidad con que pueden masticar y a evitar los pedazos muy grandes con los que podrían atragantarse.
  • Mejora la coordinación entre los ojos y las manos.
  • El bebé puede participar en las comidas familiares.
  • Reduce el riesgo de obesidad ya que los niños controlan por sí mismos el apetito y comen lo que les resulta necesario.

 

Baby Led Introduction to Solids (BLISS)

Este método es una variante que intenta asegurar la cantidad de hierro, el aumento de peso correcto y evitar el atragantamiento. Aunque coincide con el BLW en ofrecer alimentos en formas y texturas adecuadas al desarrollo del bebé, el método BLISS hace foco en los alimentos ricos en energía y hierro al ofrecerle siempre, en cada comida, una fruta o verdura.

Se refuerza la importancia de que el bebé esté sentado mientras come, que no haya distracciones (ni juguetes ni televisión) y que siempre esté acompañado.

Hace énfasis además en evitar las comidas saladas o dulces y los alimentos duros o redondeados como las uvas y los frutos secos para empezar con trozos alargados que el bebé pueda agarrar. También ofrecerle como máximo cuatro alimentos distintos por comida y solo un trozo de cada comida para evitar que se agobie y rechace los alimentos.

 

El qué come el niño lo informa el médico, y es importante sumarle el cómo y con quién se alimenta, para ofrecer un encuadre saludable de la experiencia de alimentación.

 

Bibliografía de referencia:
  • Lartigue Becerra Teresa, Maldonado-Duràn Martín y Ávila Rosas Héctor (1998). La alimentación en la primera infancia y sus efectos en el desarrollo. México. Asociación Psicoanalítica Mexicana. Ed. Plaza y Valdés.
  • Sociedad Argentina de Pediatría. (2005). Pronap 05. Alimentación complementaria del niño amamantado. Buenos Aires. Sociedad Argentina de Pediatría.
  • Guías Alimentarias para la Población Infantil. Consideraciones para los equipos de salud. Ministerio de Salud y Ambiente de la Nación. 2006
  • Winnicott, D. “Conozca a su niño”. Paidós. 2003. Pág. 61
  • Principios de orientación para la alimentación complementaria del niño amamantado (OMS / OPS)
  • Hoffmann, Miguel. La alimentación en la primera infancia y sus efectos en el desarrollo., cap. 6: ¿De quién es la cuchara? 1998.
  • Baby Led Weaning: Gill Rapley. EL niño ya come solo. Ediciones Medici. 2012

 

Sandra Zampaloni

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