Durante el proceso de lactancia se experimentan algunos días de cambios significativos en los que el ritmo que venía dándose, sufre modificaciones que pueden desconcertar.
Este cambio de comportamiento suele causar preocupación y angustia, e incluso comenzar a ofrecer leche artificial, pensando que sería la solución.
Aparecen “crisis” esperables y transitorias, que están sujetas a momentos de crecimiento acelerado del bebé, y es importante conocerlas para poder atravesarlas adecuadamente sin interferir en la lactancia.
Alrededor de las 3 semanas, al mes y medio y a los 3 meses, muchos bebés se encuentran más inquietos durante y entre las tomas, tensan las piernas, lloran más, se despiertan más seguido y/o succionan con más frecuencia. Son días de frecuencia en los que el bebé crece más rápidamente, y estos períodos están relacionados con la maduración del cerebro.
Es decir, a mayor velocidad de crecimiento, más demanda de alimento para cubrir sus necesidades nutricionales. Durante los brotes de crecimiento de alrededor de los 20 días y alrededor del mes y medio, el bebé suele llorar con mayor frecuencia y pide el pecho muy seguido o mama mucho tiempo.
Durante esos días es importante amamantar a demanda, para que la producción de leche se ajuste a los requerimientos actuales del bebé. Elegir un lugar tranquilo para darle de mamar y en lo posible anticiparse a las tomas observando las señales tempranas de hambre (agita el cuerpo, abre la boca, gira la cabeza y se lleva la mano a la boca), para evitar que se encuentre llorando al momento de la toma. También, mecerlo e incrementar el contacto con el bebé ayudará a transitar estos días de mayor inquietud.
En menos de una semana suele regularizarse esta situación y se recobra el patrón de lactancia anterior.
La crisis de los 3 meses, que suele darse entre los 2 y los 4 meses, se destaca por ciertas características:
- Se reduce la duración y/o la frecuencia de las tomas, debido a que el bebé en pocos minutos logra extraer la cantidad de leche que requiere.
- La madre siente los pechos blandos, y ya no libera leche fuera de las tomas. Que se hinchen los pechos o gotear leche eran inconvenientes del principio de la lactancia.
- El bebé aumenta menos de peso, lo cual es esperable, y se distrae fácilmente debido a un incremento de su agudeza sensorial.
- Disminuye la frecuencia de las deposiciones, pasando a hacer una sola por día o incluso pasar varios días sin hacer deposiciones.
Todas estas circunstancias refuerzan la sensación errónea de una producción insuficiente de leche, y/o una disminución de la ingesta de leche por parte del bebé. Por eso se dice que es más una crisis de la madre, que experimenta cambios en las sensaciones de sus pechos y observa cambios de comportamientos del bebé, que son absolutamente esperables.
Durante este período, es importante amamantar a demanda, evitando insistir o forzar al bebé a mamar. También, incrementar el contacto con el bebé, ingerir suficiente cantidad de líquidos, y realizar paseos.
Por último, al año de vida y a los 2 años, también suelen presentarse cambios: se incrementa la frecuencia y/o duración de las tomas, debido a los momentos evolutivos que atraviesan. A los 12 meses se reduce la velocidad de crecimiento y puede disminuir el interés por los alimentos sólidos mientras que suelen incrementar la demanda de pecho.
Alrededor del año y medio se suele regularizar esta situación, ya que nuevamente se incrementa la velocidad de crecimiento.
A los 24 meses, se destaca la última “crisis de lactancia”, en la que los niños incrementan la demanda del pecho como en los primeros meses de vida, y se inquietan si se intenta distraerlo o demorar el momento de la toma. Tiene relación con el momento madurativo que está atravesando el niño, por lo que pedir el pecho con frecuencia le brinda seguridad y se siente reconfortado
Las “crisis de lactancia” son transitorias y se pueden superar si se manejan adecuadamente
Fuente de referencia bibliográfica:
http://albalactanciamaterna.org/lactancia/tema-4-cuando-los-ninos-crecen/crisis-o-brotes-de-crecimiento/
Sandra Zampaloni
Lic. Psicología | Puericultora Universitaria | Especialista en Psicoperinatología